Canción Del Empleado (in Spanish)
Somos perros que abandonan perros.
Discurrimos por senderos que recuerdan el sonido de los enjambres.
A los dioses no les aguarda un futuro mejor.
I
Voy a morir y ésos son mis linajes.
He venido a un lugar donde la belleza se mide en piedras
de hombre para decirme;
he venido y permaneceré hasta trazar un contorno con las
partículas de lo invisible;
un contorno que me declame: rostro, olor, vulva del
pensamiento.
He venido a nombrarme justo antes de que mis ojos se abran
para siempre.
Porque no nací hija de patricios, aunque guste de los frutos
del mar y también simpatice con la avena
porque no tuve habilidad para burlar a los mercaderes y no
hay perdón, pues conocía las epidemias que esparcen
porque voy a morir de un mal elemental y va a ser en ausencia
de héroes.
Ocurre algo sencillo y terrible:
el hambre condena, el frío condena
hay una muerte antes de la muerte y es este comercio
salvarse del hambre y el frío condena y en las horas se da
una mudanza genocida donde pierden la vida vida e
imaginación.
No de niña y no sé cómo pero creí finalmente a los
nigromantes que gritaban desde las crestas de la
ciudad
que la gesta había muerto, que la pasión es un tumor.
II
Voy a hablar para las niñas que se huelen las manos y aún
me recuerdan
para los muchachos pescadores que me enseñaron a seducir
a los vientos y a sumar su furia a mi ruta
mientras creían que hablaba su idioma
mientras creían a dios y a dios a su favor
voy a hablar para los del encuentro irreparable
y voy a hablar para la dama con ojos de campiña y ubres de
leches eternas.
Ésa es mi madre.
Ellos se merecen que pronuncie mi nombre antes de la
extinción.
Mi recuerdo será la enredadera donde caiga la ciega que
viene a usurparme.
A imagen y semejanza.
Niñas, Madre, Muchachos, ¿cómo advertiros?
tiene un brillo que se vuelve imprescindible en el
tiempo en que se fabrica una montaña
tiene un libro donde encuentran sepultura todos los
sabores y un pájaro al hombro que se traga un quejido
y escupe un mapa.
En el arco que yo describa para habitarla, en esa lenta pirueta
sobre aguas hediondas consiste mi muerte.
III
¿Por qué yo?
¿O por qué no yo exenta de este desgarro por un golpe de
azar?
Sólo es hermosa la salvación del que casi está desconsolado.
Sólo entiende la salvación el Herido Grave.
Yo respondería con la alegría sin gusano del padre primerizo
y del patrón que halla peces
la del que expulsa su fluido y se ignora un instante
la del reo amordazado y todo era un simulacro
la del minero que reconoce de nuevo el sol
la alegría abisal del animal en su siendo.
Esta bula que pido no le vale al atleta del oro es despreciada
por quien cree en la obra de los hombres y es ignominia
para los próceres del progreso.
Todos ellos tienen la ira y la razón, su reino en este mundo
y su razón.
Si algo me salva, prometo el agradecimiento del niño por
su castigo, de los límites por el tahúr, del loco por
la calefacción.
Pero sé que nada me absuelve; mis padres no son patricios
y mi alma recela del vicio fingido y de la quietud de
los yates. Nadie va a absolverme.
Y no vengo como la Princesa de los Placeres.
No conozco ingenios para volar más alto y hay días en que
apenas puedo moverme.
No vengo a segregarme de mi prójimo ni a que ponga su
medida a avergonzarse ante las perlas de mi sangre.
Sólo tengo la sangre de una edad y su color promete cansancio
y fluye a la caza de ternura.
Perdonadme. Mi delito es haber comprendido cómo dibujaron
este infortunio.
El rostro es una enfermedad, la conciencia una pandemia
y yo sólo pido morir de mis males.
Pido espacio para fallecer.
Pido que vacíen la habitación de los juegos, que entre la luz
y nadie distraiga el pánico de las paredes.
Pido domicilio para la transfiguración porque sólo en ella
aprecio la palabra casa, satisfago a la semilla del
silencio y cojo cariño a la impasibilidad de los árboles.
Si alguien me salva de esta muerte por jornadas, prometo confundirle con
la salud.
Si algo me libra del evangelio de la utilidad, prometo llamarle
causa de los colores
dominio de la imaginación
pan de lo ausente
libertad.
Julieta Valero
“Canción Del Empleado” fue publicado en Los Heridos Graves [The Seriously Wounded] (Barcelona, DVD, 2005).
Se puede leer y escuchar el poema traducido al inglés aquí.